Septiembre 11, 2001
Era 11 de Septiembre y el mundo estaba en paz. Menos de diez horas antes, yo hab�a abrazado a mi esposa y me hab�a despedido de mi padre que me hab�a ido a dejar al aeropuerto. Despu�s de dos horas de escala y una espera de tres horas en Zurich, finalmente yo iba de camino a Chicago. A trav�s de este tiempo estuve en conflicto conmigo mismo. Yo sab�a que estaba yendo en un viaje para compartir y tener comuni�n con hermanos y hermanas amigos, pero hasta ahora no ten�a mensaje. Todo lo que yo sab�a era que la urgencia de las palabras de Dios en mi coraz�n respecto a mi viaje aumentaron en intensidad hasta que finalmente estuve de acuerdo en ir. Dios no me hab�a hablado acerca de lo que yo compartir�a a trav�s de mi tiempo en EE.UU. Yo compart� esto con mi madre, Virginia, antes de partir, y todo lo que ella dijo fue: "Dios te mostrar� cuando sea tiempo." Est�bamos a unas cuatro horas de aterrizar cuando el capit�n habl� por los parlantes internos y dijo que nosotros tendr�amos que irnos de regreso a Zurich. El mencion� algo acerca de un ataque terrorista, un terrible accidente, y que el espacio a�reo norteamericano hab�a sido clausurado. Mi coraz�n peg� un salto, y me sent� mal. El �nico pensamiento que vino a mi mente fue: "Dios, �acaso ha comenzado ya?"
Una auxiliar de vuelo que pasaba por los pasillos vio que yo estaba p�lido, y ella vino a preguntarme si yo deseaba un sedante. Yo rechac� la oferta, cerr� mis ojos, y comenc� a orar. Sab�a que algo terrible hab�a sucedido, pero �se trataba de aquello? �Era este el tiempo del cual Dios ha estado hablando por los �ltimos quince a�os? Continu� orando, mientras algunos pasajeros se pusieron inquietos y exig�an informaci�n, tratando de llamar desde los tel�fonos sin �xito, y haciendo suposiciones acerca de qu� habr�a ocurrido.
Finalmente escuch� una voz, y abr� mis ojos para ver qui�n estaba habl�ndome. El hombre sentado a mi derecha estaba envuelto en una conversaci�n con otro pasajero sentado a su derecha, y yo comprend� que lo que yo estaba oyendo no era voz de hombre. Cerr� otra vez los ojos y comenc� a orar. Entonces o� nuevamente la voz. Dijo: "Ahora sabes por qu� ten�as que ir. Ten paz, todav�a no es la hora del juicio. Esta es mi advertencia final. El tiempo est� muy cerca. Yo guiar� y proteger� a aquellos que se acerquen a m�. S� valiente y habla la verdad. Ru�gales e �nstales que se arrepientan porque la noche viene con rapidez. Habla las palabras que han estado en tu coraz�n y en tus labios desde tu juventud. Yo te guiar� ahora as� como gui� a mi siervo antes que t�."
Mientras escribo esto es el 12 de Septiembre. Estoy en un motel de Zurich esperando noticias sobre cu�ndo podremos reanudar nuestros vuelos. He visto tomas cortas de la devastaci�n, pero este es solamente el comienzo. Por quince a�os yo he orado que este tiempo no viniera. Esper� contra esperanza que mi abuelo fuese s�lo otro Jon�s, y que yo fuese objeto de la burla y de la risa por continuar hablando este mensaje de arrepentimiento y juicio.
Mi familia, e incluso Hand of Help, habr�a soportado con gusto el rid�culo si EE.UU. se hubiera arrepentido y se hubiera vuelto a Dios y, a su vez, Dios hubiese reprimido su ira. El tiempo se est� acabando, apreciados. El arrepentimiento ha sido postergado por demasiado tiempo. Hoy es el d�a en que debemos presentarnos delante de Dios con arrepentimiento no s�lo en nuestros labios, sino tambi�n en nuestros corazones. Todos ustedes est�n en mis oraciones, y al viajar espero tener comuni�n con muchos de ustedes. Est�n en paz, apreciadas almas. Dios a�n est� en control, �l es Rey de Reyes y Se�or de Se�ores y lo ser� para siempre. Pueda su Luz brillar sobre ustedes, y pueda su paz inundar sus corazones.
Michael Boldea Jr.