Enero 1994
Una noche, durante una visita a Texas, no pod�a dormir porque no me estaba sintiendo bien. En mi frustraci�n yo comenc� a orar a Dios en l�grimas: "Se�or, si t� deseas que yo contin�e este trabajo, y que viaje donde t� me env�as, te pido que me des salud. Dame fortaleza porque siento que yo ya no puedo continuar."
Continu� orando fervientemente con todo mi coraz�n. Repentinamente, un hombre de cabellos blancos de aspecto manso apareci� junto a mi cama. Yo me puse tenso, pero �l me mir� con compasi�n. Puso su mano sobre mi cabeza y comenz� a acariciar mi frente dici�ndome: "Es dif�cil para ti. Yo s� que est�s sufriendo! Pero no pasar� mucho tiempo antes que t� dejes estos lugares, porque s�lo de esta manera puedo yo protegerte!"
Sorprendido por lo que acababa de oir, yo pregunt�: "Se�or! Pero hay tantos en este pa�s que te aman, quienes han consagrado sus vidas para adorarte; �qu� har�s con ellos?"
"En el tiempo se�alado," dijo �l, "Yo les hablar� a ellos, as� como te hablo a ti, de lo que ellos deben hacer."
Sin pensarlo realmente, yo levant� mi mano, y la puse en mi frente encima de su mano. Lo sent� sacar su mano de debajo de la m�a. Entonces todo desapareci�.
Tomado de:
Dreams and Visions From God
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