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Esta es la Iglesia

Septiembre 2003

Estimados Hermanos,

Mateo 9:36-38, "Y al ver las multitudes, tuvo compasi�n de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.  Entonces dijo a sus disc�pulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.  Rogad, pues, al Se�or de la mies, que env�e obreros a su mies."

Hab�an sido las dos semanas m�s exigentes de mi vida.  Estando todav�a en Rumania, una ma�ana despert� con el dolor m�s insoportable que yo hab�a sentido hasta entonces.  Me dol�an todas las coyunturas, mis pies estaban hinchados, y apenas pod�a moverme.  El tiempo hab�a cambiado y parece que, tal como mi padre, soy propenso a la artritis.  Durante mi regreso a EE.UU. el 9 de Septiembre, mientras esperaba una conecci�n en el aeropuerto Heathrow de Londres, mi laptop fue robado.

(Aprovecho estas l�neas para disculparme ante todos los patrocinadores de ni�os.  En la misma valija donde iba mi laptop, ten�a todas las biograf�as actualizadas de todos los ni�os, con sus tallas y n�mero de calzado, y tambi�n sus nuevas fotograf�as.  Tambi�n se las llevaron.  Aunque el personal de Rumania est� ahora rehaciendo todas las biograf�as, pasar� alg�n tiempo antes de que sean terminadas.)

Finalmente ya en los EE.UU., mientras me conduc�a desde el aeropuerto, Geno me puso al d�a de lo que hab�a estado sucediento aqu�.  El me cont� del obispo abiertamente homosexual que hab�a sido ordenado por la iglesia Episcopal, y de la batalla sobre los Diez Mandamientos en Alabama, y para cuando llegamos a Watertown yo estaba descorazonado.  Hab�an sido dos largos d�as, y todo lo que deseaba era darme una ducha y dormir un poco.  Hab�a dormido menos de media hora, y entonces tuve un sue�o.  Yo estaba en una habitaci�n de hospital; estaba muy limpia, y recientemente pintada.  En la pieza hab�a una cama con una mujer en ella.  Yo me aproxim� a la cama, y mir� m�s de cerca a la mujer.  Ella vest�a una bata gris, y ten�a un anillo en todos los dedos de su mano.  De cuando en vez, ella levantaba su mano, miraba sus anillos, y sonre�a.  Por alguna raz�n, esa sonrisa era la cosa m�s triste que yo hab�a visto.  Era torcida, y no mostraba verdadera alegr�a.  Mientras yo la miraba, la tristeza de mi coraz�n creci� a tal punto que mi hizo despertar.  Aun despierto yo todav�a pod�a sentir la tristeza y, por m�s que lo intent�, no puede volver a dormir.  Por seis d�as seguidos tuve exactamente el mismo sue�o; yo ve�a a la mujer en cama, era sobrecogido por la tristeza, y entonces yo despertaba.  Estaba tan frustrado sin saber qu� significaba esto, que el s�ptimo d�a decid� ayunar.  Esa noche al dormirme el sue�o comenz� de nuevo, lo mismo que antes.  Yo mir� a la mujer, ella sonri�, me invadi� la tristeza, pero no despert�.  La puerta de la habitaci�n se abri� y un hombre vestido de delantal blanco ingres� con una tablita sujetapapeles.  Antes que �l pudiera decir cosa alguna yo solt� una andanada de preguntas.  "�Qui�n eres t�?  �Por qu� estoy aqu�?  �Qui�n es ella?  �Por qu� he estado so�ando esto por casi una semana?"

"Porque esperaste casi una semana para ayunar," dijo �l.  El debe haber observado la expresi�n estupefacta en mi rostro, porque sus cejas se arquearon hacia arriba.  "Yo soy un amigo," continu� �l, "fui enviado con un mensaje, est�te en paz siervo, todo ser� revelado en su debido tiempo."

"�C�mo s� yo que t� eres un amigo?" pregunt� yo.  "Porque Jesus es Se�or", respondi� �l.  Entonces �l sonri�, y yo lo reconoc�.  Yo hab�a visto esa sonrisa antes.  Repentinamente yo ten�a nuevamente ocho a�os, estaba durmiendo en la parte de arriba de la cama de camarote que compart�a con mis abuelos una noche fr�a de invierno en Rumania.  Yo recordar� esa noche mientras viva.  Yo hab�a despertado para ir al ba�o pero, antes de que pudiera salir de la cama, escuch� una conversaci�n por debajo.  Mi abuelo estaba conversando con alguien; yo fui a atisbar por el borde para ver qui�n era, y me encontr� cara a cara con el mismo hombre.  El me sonri�, y yo instant�neamente me volv� a dormir.

"Te conozco, �no es as�?

"S�, nos hemos encontrado una vez antes, pero yo te veo a menudo," respondi� �l.

"�Por qu� estoy aqu�? pregunt� yo.

"Porque t� murmuras, porque t� has dicho en tu coraz�n que t� est�s en una b�squeda tonta, porque t� piensas que nadie oye, que el mensaje est� cayendo en o�dos sordos.  No te corresponde a ti juzgar el �xito que tiene el mensaje en los corazones de otros.  T� fuiste llamado a ser siervo, sirve.  Yo fui enviado a reavivar el fuego de compasi�n en tu coraz�n.  Compasi�n por el impenitente y el perdido, compasi�n por ella," dijo �l apuntando a la mujer en la cama.

"�Qui�n es ella?"

"Ella es la iglesia," �l me respondi�.  "Content�ndose s�lo con las cosas de esta tierra, ausente de fortaleza espiritual.  Ella es la raz�n por la que t�, y otros como t�, fueron  llamados a renunciar a sus vidas.  La tristeza que t� sientes cuando t� la contemplas es nada comparada con la tristeza que el Padre siente por su condici�n.  Si ella ha de soportar en el fuego, si ella ha de ser victoriosa, ella debe ser fortalecida.  Ella ha estado en esta condici�n de par�lisis espiritual por tanto tiempo, que ella cree que este es su estado natural.  Si s�lo conociera el poder al cual ella tiene acceso, si s�lo conociera la obediencia.  Los lobos se han juntado sin hallar obst�culo, y pronto la van a atacar con violencia.  �Qu� har� si ella es incapaz de defenderse por s� misma?  �Qu� ser� de la casa de Dios?

"S� fiel, porque la fidelidad tiene recompensa.  �Por qu� dices en tu coraz�n que Dios deber�a hacerlo m�s sencillo, que �l deber�a suavizar tus penurias?  �Querr�as acaso que el orgullo se abra camino hacia tu coraz�n cuando el Padre te provea el don que �l ha prometido?  Mant�n la humildad como tu constante compa��a, porque los humildes reciben abundancia de gracia.  Recuerda que si s�lo un alma es librada del fuego eterno, si s�lo un alma es alcanzada y tra�da a salvaci�n, eso vale el trabajo y el sacrificio de una vida entera.  Un d�a t� sabr�s el n�mero, recibir�s tu recompensa, y quedar�s asombrado.  Debo irme ahora pero, ya sea despierto o en un sue�o, nos encontraremos nuevamente."

El hombre camin� hacia la cama, mir� a la mujer, esboz� una sonrisa triste, y sali�.  Tan pronto como el sali� de la habitaci�n y yo qued� a solas con ella, la tristeza comenz� a invadir mi coraz�n, y despert�.  La raz�n por la que comparto esto con ustedes es para pedir sus oraciones.  Es cosa dif�cil ir iglesia tras iglesia, noche tras noche, y hablar un mensaje de arrepentimiento que para los corazones de muchos ha llegado a ser un concepto extra�o.  El saber que si nada m�s un coraz�n es alcanzado, si uno regresa al estrecho camino de la fe, bien vale la pena y nos da nuevo prop�sito y nueva fuerza.  Que la luz de Dios brille resplandeciente en sus corazones, y que ustedes muestren a Cristo dondequiera que est�n.

Apocalipsis 3:19, "Yo reprendo y castigo a todos los que amo; s�, pues, celoso, y arrepi�ntete"

Con amor en Cristo,

Michael Boldea Jr.


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