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El Mensaje Sobre Irak

1991

Queridos Hermanos

2 Pedro 3:9, "El Se�or no retarda su promesa, seg�n algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento."

En el verano de 1991, mi abuelo entreg� una palabra, que estar�amos nuevamente enredados en un conflicto con Irak.  Yo lo recuerdo bien, porque despu�s que pusimos la profec�a en nuestro bolet�n de noticias, en nuestro departamento de Fullerton recibimos muchas llamadas de gente enfadada, llam�ndonos de todo, desde mentirosos a farsantes, porque ella no hab�a ocurrido.  Yo era el �nico que hablaba ingl�s en ese tiempo, as� que yo respond�a las llamadas.  Le cont� a mi abuelo acerca de la primera, y �l dijo: "Diles que Dios no est� en nuestro reloj de tiempo; nosotros estamos en el suyo."  Era doloroso tener que responder esas llamadas, porque yo sab�a que mi abuelo solamente hab�a hablado lo que Dios le hab�a mostrado.

Once a�os despu�s, parece que esa palabra se est� cumpliendo.  No estoy escribiendo esto para decir que nosotros ten�amos raz�n, o para celebrar un triunfo, sino porque hay algunos ministros enfervorizados en exceso que han agregado a la palabra original, y yo no quiero que haya mal entendido alguno.  La profec�a fue simplemente esta:  Que EE.UU. ir�a nuevamente a la guerra con Irak, y que Israel se involucrar�a en el alboroto.  Nunca hubo menci�n alguna a armas nucleares como algunos han dicho.

Habiendo dicho esto, debido al tama�o peque�o de nuestro ministerio, yo he tenido la oportunidad de conocer personalmente a la mayor�a de ustedes.  He estrechado sus manos, nos hemos mirado a los ojos, y yo s� que ustedes son hombres y mujeres de oraci�n.  Yo les insto en este d�a, oren por EE.UU. como nunca antes.  Como en los meses venideros descubriremos m�s amenazas desde adentro, y nuevos enemigos desde afuera, la incertidumbre y la confusi�n continuar�n creciendo.  El conflicto con Irak no ser� tan f�cil, ni tan r�pido como a algunos les gustar�a pensar y, como con cualquiera guerra, el derramamiento de sangre es inevitable.

Es nuestro deber como hijos de Dios orar por arrepentimiento, sabidur�a, y misericordia.  Orar por nuestra naci�n y nuestros l�deres, para que sus ojos puedan ser abiertos, y sus corazones puedan volverse a Dios.  El escucha las oraciones de sus hijos.  Que podamos nosotros, como Mois�s, pararnos en la brecha, y orar que el Se�or se aparte de su ira.  Aunque sea por alg�n tiempo, oren para que �l se demore, porque todav�a hay muchas almas por salvar, y muchas vidas a�n por alcanzar.

En su bondad, Dios ha revelado a sus hijos todo lo que habr� de ser.  No a fin de traer temor a sus corazones, sino para inducirles a ser fruct�feros, y usar sabiamente el tiempo que �l les ha asignado.  Trabajemos mientras todav�a es de d�a, hagamos todas las cosas como para el Se�or, y oremos.

Ezequiel 7:12, "El tiempo ha venido, se acerc� el d�a; el que compra no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira est� sobre toda la multitud."

Sofon�as 2:3, "Buscad a Jehova todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quiz�s ser�is guardados en el d�a del enojo de Jehova."

Con amor en Cristo,

Michael Boldea Jr.


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